"Cuando las emociones no las expresas, tu cuerpo hablará por ti"
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La expresión emocional es esencial para que mantengas tu bienestar y armonía personal.
Cuando aprendes a reconocerlas, entenderlas y procesarlas te ayuda a reaccionar adecuadamente ante cualquier situación en la que te encuentres, sea positiva o negativa, protegiendo tu salud física y mental.
Expresar tus emociones asertivamente te ayuda a que los otros te lleguen a conocer, lo que te gusta, no te gusta, te enoja, te afecta o te produce felicidad, etc.
Además, te ayuda a establecer límites ya que si la otra persona sabe que algo no te gusta o te afecta intentará no hacerlo y si sabe que una palabra, frase, acción te hace feliz también conocerá lo que te produce bienestar.
El evitar y reprimir las emociones puede generar que al momento de expresarlas sean demasiado intensas generando conductas desadaptativas.
Entre las conductas desadaptativas están algunas formas de evitación (alcohol, drogas, etc), hacerse daño (cortarse), problemas alimenticios, violencia, maltrato físico y psicológico, etc.
Cuando identificas y etiquetas la emoción tu manejo emocional será más efectivo, ya que el reconocer y dar un nombre a lo que te sucede («Estoy triste por»…»Me siento enojado con»..) te ayuda a reducir la intensidad de la emoción, manejarla y motivarte a actuar coherentemente de acuerdo a lo que sientes.
Al negar tus emociones las fortaleces, aumentando con ello tu agresividad contigo mismo y con los demás, lo cual puede producir enfermedades o trastornos tanto en el cuerpo como en la mente.
Entre algunas teorías dicen que las emociones reprimidas producen enfermedades psicosomáticas, enfermedades cardíacas, trastornos autoinmunitarios, úlceras o problemas gastrointestinales, etc. Además, aumenta el estrés, produciendo aumento de cortisol, influyendo en el estado de ánimo, problemas de memoria, agresividad, ansiedad, depresión, etc.
Cuando reprimes el enojo se guarda, se acumula en tu interior y va aumentando su intensidad conforme vas experimentado más experiencias negativas, llegando a sentir que "vas a estallar" y cuando esto sucede puedes humillar, agredir física o verbalmente, etc. a las personas que están a tu alrededor y hasta incluso puedes ir en contra de esa persona que menos tiene que ver con tu enojo (hijos, pareja, amigos, papá, mamá), es decir, estallas contra la persona que más te aguanta y la que más te va a soportar y disculpar tu conducta. La rabia no expresada se almacena y no desaparece hasta que encuentra una salida por cualquier motivo grande o pequeño que se te presente, desarrollando un círculo negativo en el que después de explotar te sientes culpable por la exageración de tu reacción o de tu impulso, dando lugar a un comportamiento perjudicial tanto para ti como para los otros.
Cuando reprimes la tristeza sientes físicamente "un nudo en la garganta" Muchas veces no te permites expresar la tristeza a través del llanto por miedo, por tus creencias sobre presentarte débil, inadecuado hacia los demás, por ser hombre, etc. y en definitiva terminas ocultando tu tristeza.
"Lo que no expresa tu boca con palabras o con llanto termina expresando alguna parte de tu cuerpo con dolor de estómago, espalda, hasta convertirse en una enfermedad física y psicologica permanente".
Además, cuando no le das la expresión adecuada a la tristeza suele ser expresada u ocultada por medio de enojo, ira, rabia, atentando contra el bienestar del otro.
Cuando reprimes o niegas que sientes miedo éste se intensifica evadiendo ciertas situaciones que pueden ser decisivas en tu vida, permaneciendo con personas, con lugares, con trabajos, etc. que no te permiten crecer y estar bien contigo mismo.
Al aceptar que sientes miedo haces que aquello que temes desaparezca, por ello es necesario que lo observes, reflexiones y descubras la mejor solución para afrontarlo.
Un sin número de culturas han fomentado la creencia de que el miedo es una debilidad que se tiene que vencer o dominar. Esta creencia tiende a crear la represión del miedo, creando la sensación de tener "miedo al miedo".
El miedo es una emoción que es parte del ser humano, es muy importante saber convivir con él y aceptar que está presente en cualquier decisión que se elija.
Sentir miedo no es negativo ya que suele activarse cuando se presenta una situación peligrosa. El problema es cuando el miedo es irracional o irreal porque puede llegar a bloquear acciones o actividades que sean importantes y necesarias de hacerlas en un momento determinado.
"El miedo nos paraliza, nos bloquea emocionalmente y nos dificulta disfrutar en muchas ocasiones de los pequeños o grandes placeres de la vida"
El miedo es una de las emociones más comunes que puedes sentir y la más limitante. Muchas veces, por no afrontar el miedo puedes cambiar o permanecer con tu misma pareja por miedo a la infidelidad, compromiso, soledad, etc.
Por miedo no asumes mayores responsabilidades en el área laboral porque temes no tener las habilidades necesarias para hacerlo, además, por miedo no te permites expresar asertivamente lo que sientes porque temes ser rechazado, etc.
Por miedo prefieres permanecer en la misma cotidianidad porque tienes miedo a las consecuencias de tomar ciertas decisiones, como cambiar de amigos, ciudad, de estilo de vida, a pesar que lo anterior no te brinda estabilidad, tranquilidad, etc.
En situaciones extremas, el miedo puede resultar muy limitante y paralizante porque no te permite desenvolverte libremente por el mundo, coartando seriamente tu vida.
Cuando no te permites dar un adecuado manejo del miedo, este puede desencadenar en trastornos psicológicos:
Trastornos obsesivos compulsivos.
Trastornos de ansiedad.
Ataques de pánico.
Síndrome de estrés postraumático.
Fobias, etc.
Cuando reprimes el afecto hacia los demás no te permites brindar amor y afecto a las personas que más amas.
"Al decirle a alguien que lo amas, la persona que más se beneficia no es la que lo escucha, sino la que lo dice. Tu cuerpo siente liberación cuando expresas lo que realmente sientes y no lo que te obligan a sentir".
Además, la falta de expresión de afecto te impide establecer vínculos emocionales con tu pareja, familia, amigos, estableciendo relaciones frías y calculadoras.
Se piensa que solo puede hacerte daño si reprimes emociones "negativas" (ira, rencor, resentimiento, rabia) pero contener emociones como el amor, la alegría, la gratitud, etc. dificulta el crecimiento de tus relaciones, ya que expresarlas mejora el contacto emocional y promueve el bienestar y la salud de personas.
Cuando dentro de la familia no existe la adecuada expresión de afecto hacia sus hijos, ellos tendrán dificultad para reconocer sus emociones y será incapaz de identificar las emociones de las personas con las que se relacione, mostrando falta de empatía y poca habilidad social, lo cual le puede llevar al aislamiento o a desarrollar relaciones conflictivas o violentas, demostrando poco respeto por las emociones de los demás.
Los niños con carencias afectivas tienen inseguridad y falta de autoestima, permitiéndose ser manipulado por los demás, porque creen que no son dignos de cariño y amor.
La carencia de afecto repercutirá en tu vida adulta, formando relaciones sociales y de pareja dependientes y tóxicas.
"La carencia afectiva te hacer ver lo que no hay, creer en quien no debes y amar a quien no lo merece"
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