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”La regulación emocional es la capacidad para manejar las emociones de forma apropiada“ Rafael Bisquerra.
Para una adecuada regulación emocional es necesario lo siguiente:
Expresión emocional sana, sin ofender, dañar a la otra persona, comprendiendo que una expresión emocional y comportamiento inapropiado puede tener un impacto negativo y perjudicial para los demás.
Regulación de emociones y sentimientos:
- Regulación de la impulsividad;
- Tolerancia a la frustración para prevenir la ira, estrés, ansiedad, depresión;
- Perseverancia para alcanzar los objetivos a pesar de las dificultades;
- Capacidad para postergar las recompensas inmediatas a favor de otras más a largo plazo.
Habilidades de afrontamiento: Habilidad emocional para afrontar situaciones de conflicto o retos.
Habilidad para autogenerar emociones positivas: Es la capacidad para autogenerar y experimentar de forma voluntaria y consciente emociones positivas (alegría, amor, humor, fluir) y disfrutar de la vida.
“Si consigues dominar todo el proceso, tus emociones se volverán mucho más suaves y podrás vivir tranquilo”. Alfredo Bastida Caro.
Los padres deben ayudar a sus hijos a desarrollar una adecuada autoregulación emocional, enseñándoles con sus palabras y acciones el autocontrol y autorregulación, es decir, mostrar al niño como su ejemplo el autocontrol con expresiones asertivas, sin violencia verbal y física; además, es necesario que los padres no respondan a sus deseos de forma inmediata para enseñarles la capacidad de espera y aprendan a tolerar la frustración. También es importante definir límites claros y apropiados para cada edad, sin conductas imponentes, sino con explicaciones breves y sencillas de las normas y reglas que se establecen en el hogar, creando un medio donde el niño pueda expresarse libremente sin escuchar “no” todo el tiempo, lo cual ayudará a una adecuada convivencia familiar y les incentivará a ponerse límites a ellos mismos.
Es necesario para desarrollar su capacidad de autocontrol enseñarles a ser empátícos para que logren dimensionar la fuerza de afectación de sus palabras y acciones hacia los demás.
Es labor de los padres enseñarles a los hijos a nombrar sus emociones (estoy triste, molesto, etc.) y mantener una adecuada comunicación asertiva para que expresen sus diferencias con respeto sin agredir y dañar a los otros.
La persona que no aprendió desde niño a controlar sus emociones o tiene un déficit de autocontrol emocional por cualquier causa genética, física o ambiental, se bloquea, desactiva las funciones ejecutivas del cerebro y puede llegar a perder el control, desarrollándose una conducta impulsiva que afecta a sí misma y a la otra persona.
Las personas con falta de autocontrol emocional presenta dificultad para comunicarse con asertividad, no expresan sus emociones de manera adecuada.
Además, presentan un manejo inadecuado del enfado, actuando de forma impulsiva y no reflexiva.
Tienen baja tolerancia a la frustración, les cuesta aceptar que las cosas no sucedan como ellos quieren.
Desde pequeños no han aprendido a esperar y demorar las gratificaciones y cuando crecen tienden a conseguir como sea un beneficio inmediato aunque a largo plazo sea contraproducente.
Existen también causas genéticas y físicas
que influyen en la falta de autocontrol emocional debido a una disminución en la actividad de la corteza prefrontral, dificultando en ellos la capacidad de inhibir conductas impulsivas. En este caso es necesario realizar un trabajo interdisciplinario en que intervenga un tratamiento farmacológico y psicológico.
IMPULSIVIDAD
Es la predisposición a reaccionar de una manera apresurada y no meditada ante una situación, sin pensar en las consecuencias que pueden ocasionar su actuación. Son conductas que son “impulsadas” por la emoción que puedes sentir en ese momento, sin control de dichos impulsos y que conllevan a sentir culpa o arrepentimiento.
"Las personas impulsivas actúan antes de pensar, son poco reflexivas y toman decisiones precipitadas sin realizar una valoración costo-beneficio."
Suelen tener dificultades en sus relaciones interpersonales en el ámbito social, laboral, familiar y sentimental.
La impulsividad es una respuesta ante las dificultades que se presentan en la vida, se producen respuestas inmediatas con el objetivo de reducir el malestar a corto plazo y pueden desencadenar conductas agresivas o violentas, consumo de sustancias, adicción al juego, compras, alimentación emocional, conductas antisociales o delictivas.
"Tú tienes el control de lo que piensas, de lo que sientes, de cómo lo sientes y de lo que haces"
FRUSTRACIÓN
Es el sentimiento que se genera cuando no puedes satisfacer un deseo y la persona puede reaccionar con enojo, estrés, ansiedad, en otras.
Es parte de la vida aceptar que no puedes lograr todo aquello que se desea y en el momento en que se anhela; es decir, aprender a diferenciar entre lo ideal y lo real.
"La frustración se compone tanto de una situación real ocurrida como de la vivencia a nivel emocional elaborada a partir de dicha situación."
La baja tolerancia a la frustración aparece por un aprendizaje que se basa en la inmediatez y la incapacidad de espera, son personas que tienen un razonamiento rígido, con poca capacidad de adaptación a los cambios inesperados. Además, tienen pensamientos o cogniciones distorsionadas que no se adecuan a la realidad, por lo cual no soportan las emociones desagradables como el enojo o la tristeza y les conduce a elaborar una serie de expectativas previas alejadas de lo racional y extremadamente exigentes.
REGULACIÓN EMOCIONAL
Para regular tus emociones requieres autoeducarte emocionalmente, aprendiendo diferentes estrategias y herramientas que te ayuden a gestionar las emociones que aparecen ante una situación, por ello es necesario identificar lo que sientes ya sea enojo, tristeza, ansiedad, frustración, etc. Descubrir la emoción que sientes es el primer paso para interpretarla y regularla.
Además, es importante aceptar tus emociones menos agradables, no puedes evitarlas. Es importante reconocer que algo en tu interior o exterior te produce malestar, disgusto o te afecta sin juzgar la emoción que aparece en ese momento determinado.
También es indispensable etiquetar o poner nombre a la emoción que estás sintiendo. Algunas personas tienden a enmascarar la emoción por la connotación cultural o creencias que conceptualiza a la emoción.
Luego de etiquetar la emoción es imprescindible encontrar las creencias y pensamientos irracionales acerca de lo que sientes. Analiza los pensamientos que tienes de la situación, de las personas involucradas y de ti mismo. Los pensamientos interpretan la situación y tienden a disminuir, mantener o aumentar una emoción.
Anota las consecuencias positivas y negativas que tendrían las diferentes formas de actuar ante una misma situación, para que analices más conscientemente los pros y contras de tus conductas.
Por último, gestiona tu experiencia emocional utilizando algunas herramientas cognitivas, fisiológicas o conductuales que imparte la educación emocional.
Practicar algunas técnicas para eliminar o disminuir las emociones, reconociendo los diferentes estilos de pensamiento que tienes para aprender a modificarlos por medio de la respiración consciente y aprender a vivir el presente.
"No hay emociones negativas, se vuelven negativas cuando no logras gestionarlas de un a manera adecuada y aumentan su intensidad y forma de expresión afectando a uno mismo y a los demás"
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